Nueva Encíclica del Papa Francisco: Dilexit Nos

Nueva Encíclica del Papa Francisco: Dilexit Nos

Nos complace compartir la nueva encíclica del Papa Francisco, Dilexit Nos, publicada el 24 de octubre de 2024. Este documento profundiza en el amor de Dios y su llamado a construir un mundo más justo y fraterno. En Dilexit Nos, el Papa nos invita a reflexionar sobre cómo el amor incondicional puede transformar nuestras vidas y la sociedad, ofreciendo un mensaje de esperanza y reconciliación para todos.

Con un lenguaje cercano y accesible, la encíclica nos anima a redescubrir el sentido de comunidad y responsabilidad mutua. Cada capítulo aborda temas actuales y urgentes, como el cuidado de la creación, el respeto a la dignidad humana y la promoción de la paz.

¡No te pierdas esta lectura inspiradora! Descárgala y sumérgete en un mensaje que puede renovar tu fe y compromiso con los demás. Puedes acceder al documento completo aquí.

Celebración del último día de la Novena del Perpetuo Socorro

Celebración del último día de la Novena del Perpetuo Socorro

El último día de la novena estuvo a cargo de nuestros hermanos lectores de la parroquia.

Se terminó de rezar la novena y con la rifa de la última imagen de la Virgen, que se ganó Elena Bonilla… lectora de La Joya.

Al final se tuvo un compartir en el que al parecer algunos se dedicaron a hacer desaparecer hasta los chiles jalapeños… eso aún está bajo investigación.

Noveno día de la Novena del Perpetuo Socorro

Noveno día de la Novena del Perpetuo Socorro

Virgen Santísima, socorro perpetuo de las almas que se acogen a tu amor maternal: dígnate pedir por mí a tu santísimo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, para que le sean agradables todos mis pensamientos, palabras y acciones de este día y toda mi vida.

Acepta, ¡Oh tierna madre mía! el corto obsequio que te ofrezco en esta Novena, y alcánzame el favor que en ella te pido, si conviene para mayor gloria suya, honra tuya y bien de mi alma. Amén.

Consagrarse a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y servirla con fidelidad es hacer cierta la perseverancia.

En este día consagrémonos a María; y para esto hagamos por Ella lo que Ella hace por nosotros. María nos ama; pues amémosla nosotros. ¡Que honra la nuestra amar a la Madre de Dios! Amémosla, entregándonos a Ella con entera confianza, por ser nuestra verdadera Madre. María es nuestra bienhechora; es nuestro perpetuo socorro. Por nuestra parte, prometámosle recurrir constantemente a su misericordia; prometámosle sinceramente perseverar en nuestros el ejercicios o practicas diarias de devoción en honor suyo, y experimentaremos cuan cierta es esta sentencia: que el verdadero devoto de María no puede condenarse. 

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Yo te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, y mi alma con sus potencias. De aquí en adelante quiero servirte con fervor, invocarte sin cesar y trabajar por ganar corazones que te amen. ¡Oh Madre mía! Haz que no pase día alguno de mi vida sin que te invoque con amor filial.

¡Oh María! Ya que para inspirarme confianza, te quisiste llamar Madre del Perpetuo Socorro, yo, aunque indigno de ser inscrito en el afortunado número de tus siervos, deseando no obstante participar de los benéficos efectos de tu Misericordia, postrado ante tu trono te consagro mi entendimiento, para que piense siempre en el amor que mereces; te consagro mi lengua, para que ensalce tus grandes prerrogativas y propague tu devoción; te consagro mi corazón, para que después de Dios, te ame sobre todas las cosas.

Recíbeme ¡oh Gran Reina!, en el venturoso número de tus siervos; acógeme bajo tu protección; socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales, especialmente en el peligroso trance de mi agonía. ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Sé que me amas más de lo que yo puedo amarme a mí mismo; por eso, te constituyo Señora y Árbitro de mis intereses y de todas mis cosas. Dispón, pues, libremente de mí y de cuanto me pertenece conforme te agrade.

Bendíceme, ¡oh Madre mía!, y con tu poderosa intercesión fortalece mi flaqueza, a fin de que, sirviéndote fielmente en esta vida, pueda alabarte, amarte y darte gracias en la otra eternamente. Amén.

¡Oh Madre, Madre del Perpetuo Socorro, ruega por nosotros!

Seas amada, seas alabada, seas invocada, seas eternamente bendita, ¡oh Virgen del Perpetuo Socorro!, mi esperanza, mi amor, mi Madre, mi refugio y mi vida. Amén.